Carcinoma adenoideo quístico del dorso de la lengua: Presentación de un
caso clínico Dolores Carrasco Ortiz 1, Beatriz Aldape Barrios 1 (1) Profesoras
de Patología Bucal de la Facultad de Odontología. UNAM. Med Oral Patol Oral Cir
Bucal. 2006 Aug 1;11(5):E417-20.
El carcinoma adenoideo quístico es la neoplasia maligna de glándulas
salivales menores más frecuente (76.5%), se caracteriza clínicamente por ser de
crecimiento lento, la localización más frecuente es el paladar duro.
Histopatológicamente presenta tres patrones, cribiforme, tubular y sólido; el
tipo sólido esta relacionado con un pobre pronóstico a diferencia del tipo
cribiforme que tiene un mejor pronóstico. El tratamiento de elección es la
excisión quirúrgica con márgenes amplios y cuando existe metástasis a nódulos
linfáticos está indicada la radioterapia posquirúrgica.
Se presenta el caso clínico de un hombre de 19 años de edad con recidiva
de lesión en dorso de lengua y diagnóstico previo de adenoma monomorfo. En la
segunda biopsia se diagnostica como carcinoma adenoideo quístico, por lo que
probablemente hubo un error en el diagnóstico original, se decide usar
inmunohistoquímica: CALP, CEA, Antígeno Epitelial de Membrana, Proteína Ácido
Fibrilar Glial, Ki67, las cuales se observaron positivas en diferentes
intensidades, lo que corroboró el diagnóstico de carcinoma adenoideo quístico.
El paciente presentó recidiva después de 2 años.
GANGLIO LINFÁTICOS
CERVICALES
Son fuentes comunes de error las astas mayores del hueso hioides y las
placas arterioscleróticas a nivel de la bifurcación de la carótida primitiva;
pueden excluirse fácilmente con experiencia y cuidado. Las astas mayores del
hioides pueden reconocerse fácilmente, ya que se desplazan cuando el paciente
deglute. Pueden identificarse por palpación cuidadosa como estructuras
bilaterales simétricas unidas al hueso hioides. Las palcas arterioscleróticas a
nivel de la bifurcación de la carótida también se identifican por su precisa
localización directamente en contacto con la arteria carótida primitiva por
fuera del borde superior del cartílago tiroides. Estas placas pueden ser
bilaterales.
El volumen, la consistencia y los límites de los ganglios linfáticos
hipertrofiados tiene gran importancia diagnostica. En el cáncer metastatico los
ganglios interesados suelen estar separados, indoloros, unilaterales y tener
consistencia firme. La enfermedad de Hodgkin produce ganglios voluminosos, no
dolorosos, aislados, de consistencia firme como el caucho. La tuberculosis, por
otra parte, origina un conglomerado de ganglios blandos, muchas veces
fluctuantes, en ocasiones con formación de fistulas. El proceso inflamatorio no
suele ser doloroso. Las infecciones piogénicas agudas causan ganglios
hipertrofiados, aislados y dolorosos. A veces confluyen y el trastorno se hace
crónico; raramente se desarrolla un absceso. En contraste con la tuberculosis,
estos ganglios se acompañan de los signos clásicos de inflamación; a saber:
hinchazón, enrojecimiento, hipertermia e hipersensibilidad locales. La
fluctuación indica que la zona central de la infección de ha licuado y que se
ha producido un absceso. La fluctuación se percibe comprimiendo la zona hinchada
con el dedo de una mano y palpando la hinchazón con uno o dos dedos de la otra.
Si un impulso se transmite desde el dedo que comprime hasta el que palpa, es
segura la presencia de líquido.
La inflamación crónica poco intensa puede causar participación linfática
que simule estrechamente la enfermedad de Hodgkin o el linfoma.
Es necesario observar con cuidado cabeza, cuello y cavidad bucal, sean
cuales sean la localización y caracteres
físicos del ganglio. El carácter y la localización de la adenopatía permitirán
sospechar el probable origen primario.
La adenopatía del triángulo cervical posterior o auricular posterior
suele provenir del cuero cabelludo. Los ganglios submentonianos harán sospechar
lesión del labio o de los dos tercios anteriores de la lengua. Los ganglios
cervicales superficiales suelen estar afectados por lesiones que difunden desde
el borde alveolar, las amígdalas, o la cara dorsal y las porciones laterales de
la lengua.
Los ganglios supraclaviculares frecuentemente enferman por metástasis de
vísceras abdominales o torácicas. Cualquier proceso Nicoplástico que los denominados
“ganglios centinela”. Tienen particular
tendencia a hacerlo los canceres de pulmón, esófago, estómago, testículo y
cuello del útero. En raras ocasiones la difusión del cáncer procedente de una víscera
torácica o abdominal alcanza los ganglios cervicales profundos o superficiales
sin afectar de manera manifiesta la cadena supraclavicular.
Las características físicas de los ganglios también son muy útiles para
descubrir la localización del proceso primario. Las lesiones inflamatorias
suelen provenir de dientes y amígdalas. En la tuberculosis sospéchese siempre
de las amígdalas. Si los ganglios tienen consistencia gomosa y están separados,
haciendo pensar en un linfoma, pueden obtenerse datos confirmatorios al hallar
un hígado o un bazo aumentados de volumen, o linfadenopatia en otras partes del
cuerpo. Cuando se sospecha cáncer, por las características físicas de los
ganglios o porque no puede hallarse otra explicación, hay que examinar y volver
a examinar todas las zonas sospechosas.
La nasofaringe y los senos nasales deben examinarse mediante endoscopia,
examen con espejo y radiografía. Una pequeña neoplasia asintomática de estas
regiones puede producir amplias metástasis cervicales. En ocasiones, el aspecto
histológico de la metástasis permite sospechar el origen primario. Puede
inculpar al tiroides incluso cuando parece normal a la palpación.
El carcinoma branquiogeno primario, si es que existe, es tan raro que
debe descartarse a no ser como diagnostico que deba establecerse por autopsia.
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