domingo, 10 de febrero de 2013

LESIONES DE LA LENGUA


Carcinoma adenoideo quístico del dorso de la lengua: Presentación de un caso clínico Dolores Carrasco Ortiz 1, Beatriz Aldape Barrios 1 (1) Profesoras de Patología Bucal de la Facultad de Odontología. UNAM. Med Oral Patol Oral Cir Bucal. 2006 Aug 1;11(5):E417-20.

El carcinoma adenoideo quístico es la neoplasia maligna de glándulas salivales menores más frecuente (76.5%), se caracteriza clínicamente por ser de crecimiento lento, la localización más frecuente es el paladar duro. Histopatológicamente presenta tres patrones, cribiforme, tubular y sólido; el tipo sólido esta relacionado con un pobre pronóstico a diferencia del tipo cribiforme que tiene un mejor pronóstico. El tratamiento de elección es la excisión quirúrgica con márgenes amplios y cuando existe metástasis a nódulos linfáticos está indicada la radioterapia posquirúrgica.
Se presenta el caso clínico de un hombre de 19 años de edad con recidiva de lesión en dorso de lengua y diagnóstico previo de adenoma monomorfo. En la segunda biopsia se diagnostica como carcinoma adenoideo quístico, por lo que probablemente hubo un error en el diagnóstico original, se decide usar inmunohistoquímica: CALP, CEA, Antígeno Epitelial de Membrana, Proteína Ácido Fibrilar Glial, Ki67, las cuales se observaron positivas en diferentes intensidades, lo que corroboró el diagnóstico de carcinoma adenoideo quístico. El paciente presentó recidiva después de 2 años.

GANGLIO LINFÁTICOS CERVICALES
Son fuentes comunes de error las astas mayores del hueso hioides y las placas arterioscleróticas a nivel de la bifurcación de la carótida primitiva; pueden excluirse fácilmente con experiencia y cuidado. Las astas mayores del hioides pueden reconocerse fácilmente, ya que se desplazan cuando el paciente deglute. Pueden identificarse por palpación cuidadosa como estructuras bilaterales simétricas unidas al hueso hioides. Las palcas arterioscleróticas a nivel de la bifurcación de la carótida también se identifican por su precisa localización directamente en contacto con la arteria carótida primitiva por fuera del borde superior del cartílago tiroides. Estas placas pueden ser bilaterales.
El volumen, la consistencia y los límites de los ganglios linfáticos hipertrofiados tiene gran importancia diagnostica. En el cáncer metastatico los ganglios interesados suelen estar separados, indoloros, unilaterales y tener consistencia firme. La enfermedad de Hodgkin produce ganglios voluminosos, no dolorosos, aislados, de consistencia firme como el caucho. La tuberculosis, por otra parte, origina un conglomerado de ganglios blandos, muchas veces fluctuantes, en ocasiones con formación de fistulas. El proceso inflamatorio no suele ser doloroso. Las infecciones piogénicas agudas causan ganglios hipertrofiados, aislados y dolorosos. A veces confluyen y el trastorno se hace crónico; raramente se desarrolla un absceso. En contraste con la tuberculosis, estos ganglios se acompañan de los signos clásicos de inflamación; a saber: hinchazón, enrojecimiento, hipertermia e hipersensibilidad locales. La fluctuación indica que la zona central de la infección de ha licuado y que se ha producido un absceso. La fluctuación se percibe comprimiendo la zona hinchada con el dedo de una mano y palpando la hinchazón con uno o dos dedos de la otra. Si un impulso se transmite desde el dedo que comprime hasta el que palpa, es segura la presencia de líquido.
La inflamación crónica poco intensa puede causar participación linfática que simule estrechamente la enfermedad de Hodgkin o el linfoma.
Es necesario observar con cuidado cabeza, cuello y cavidad bucal, sean cuales sean la localización  y caracteres físicos del ganglio. El carácter y la localización de la adenopatía permitirán sospechar el probable origen primario.
La adenopatía del triángulo cervical posterior o auricular posterior suele provenir del cuero cabelludo. Los ganglios submentonianos harán sospechar lesión del labio o de los dos tercios anteriores de la lengua. Los ganglios cervicales superficiales suelen estar afectados por lesiones que difunden desde el borde alveolar, las amígdalas, o la cara dorsal y las porciones laterales de la lengua.
Los ganglios supraclaviculares frecuentemente enferman por metástasis de vísceras abdominales o torácicas. Cualquier proceso Nicoplástico que los denominados “ganglios centinela”. Tienen  particular tendencia a hacerlo los canceres de pulmón, esófago, estómago, testículo y cuello del útero. En raras ocasiones la difusión del cáncer procedente de una víscera torácica o abdominal alcanza los ganglios cervicales profundos o superficiales sin afectar de manera manifiesta la cadena supraclavicular.
Las características físicas de los ganglios también son muy útiles para descubrir la localización del proceso primario. Las lesiones inflamatorias suelen provenir de dientes y amígdalas. En la tuberculosis sospéchese siempre de las amígdalas. Si los ganglios tienen consistencia gomosa y están separados, haciendo pensar en un linfoma, pueden obtenerse datos confirmatorios al hallar un hígado o un bazo aumentados de volumen, o linfadenopatia en otras partes del cuerpo. Cuando se sospecha cáncer, por las características físicas de los ganglios o porque no puede hallarse otra explicación, hay que examinar y volver a examinar todas las zonas sospechosas.
La nasofaringe y los senos nasales deben examinarse mediante endoscopia, examen con espejo y radiografía. Una pequeña neoplasia asintomática de estas regiones puede producir amplias metástasis cervicales. En ocasiones, el aspecto histológico de la metástasis permite sospechar el origen primario. Puede inculpar al tiroides incluso cuando parece normal a la palpación.
El carcinoma branquiogeno primario, si es que existe, es tan raro que debe descartarse a no ser como diagnostico que deba establecerse por autopsia.

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