domingo, 10 de febrero de 2013

GLANDULA TIROIDES



GLÁNDULA TIROIDES
El tiroides normal suele ser palpable, en personas delgadas, a cada lado de la tráquea, como masa firme y lisa que se eleva con los movimientos de deglución: en personas obesas o de cuello corto quizá no se perciba.
Cuando se observa aumento de volumen del tiroides, hay que determinar su forma, extensión, consistencia y vascularización. El examinador se coloca detrás del paciente y hace lo posible para identificar la tráquea en busca de un posible desplazamiento de la misma. Luego delinea el tiroides con los dedos y, cuando el paciente deglute, hace que la glándula se deslice entre los dedos para comparar los dos lados. Las zonas nodulares resultan fáciles de descubrir. Para una valoración más completa de cada lóbulo, se desplaza el musculo esternocleidomastoideo con una mano y se lleva a cabo la palpación con la otra. Si no puede percibirse el polo inferior, probablemente sea retrosternal. La percusión de la zona de macicez retrosternal puede confirmar fácilmente esta impresión.
El examinador se coloca ahora frente al paciente. Puede palpar los vasos del polo superior y estimar el grado de vascularización colocando el pulgar debajo del borde anterior y otro dedo detrás del borde posterior del musculo esternocleidomastoideo.



Lesiones de tiroides
Bocio.

- El bocio simple se presenta generalmente cuando la glándula tiroides es incapaz de producir y satisfacer las necesidades de la hormona tiroides, lo que provoca que ésta se agrande para compensar la situación, con lo cual generalmente se corrigen las deficiencias leves de la hormona tiroidea.
-Bocio tóxico difuso:


La incidencia de esta enfermedad es 5 veces superior en la niña que en el niño. El bocio suele ser de tamaño moderado, difuso, uniforme, de superficie lisa y de consistencia blanda o firme.
Además del bocio los síntomas de esta enfermedad en la edad pediátrica son: hiperquinesia, nerviosismo, mirada alerta, aumento del apetito, pérdida de peso, debilidad muscular, palpitaciones, taquicardia, amplitud de la diferencial en la presión arterial y disminución del rendimiento escolar.
En el bocio tóxico difuso el tratamiento varía desde antitiroideos solos o asociados a levotiroxina sódica, a otras opciones terapéuticas como la cirugía o el yodo radiactivo.



Bocio endémico:

El déficit de yodo es la causa más frecuente de bocio en el mundo.
Se habla de bocio endémico cuando el bocio afecta a más del 10% de la población general o a más del 20% de los niños y adolescentes de una zona geográfica determinada. Gracias a la introducción de la sal yodada ha disminuido notablemente la incidencia de bocio, pero todavía existen áreas endémicas deficitarias por la no aplicación de estos programas. De acuerdo a un informe de la OMS de 1993, mil millones de personas se encuentran en riesgo de desarrollar una deficiencia de yodo, y este se considera, todavía, un problema de salud pública en muchos países, incluidas América Latina y Europa del Este. Esta población incluye 655 millones con bocio y más de 40 millones con lesión cerebral evitable. Los pacientes con enfermedades renales crónicas o mal nutridos tienen mayor riesgo a desarrollar un déficit de yodo (una ingesta de yodo inferior a 50mg. Por día se considera deficitaria).
Bocio nodular:


El agrandamiento multinodular de la tiroides es la consecuencia final de una variedad de enfermedades tiroideas con diferentes mecanismos patogénicos de agrandamiento del tiroides. Es muy poco frecuente en niños. La patogénesis del bocio multinodular es controvertida y posiblemente represente la etapa final de un bocio difuso.
Si el examen se efectúa en la forma descrita, resulta relativamente fácil descubrir la hinchazón quística difusa de un bocio coloide, en el módulo aislado duro de un adenoma solitario, la glándula nodular irregular de un bocio adenomatoso, y la hipertrofia vascular blanda de la enfermedad de Graves-Basedow clásica.

Hipertiroidismo.
Los signos de hipertiroidismo pueden ser tan manifiestos que resulten evidentes, o hallarse tan enmascarados que escapen a la atención de quienes no sean clínicos muy experimentados.
El signo de hipertiroidismo que puede descubrirse en la propia glandula es el aumento de vascularización. Son clásicos el thrill palpable y soplo audible, pero solo existen en casos muy avanzados. La palpación de los vasos del polo superior puede hacer sospechar un aumentar de flujo sanguíneo y cosntituye maniobra útil para vigilar la involucrar de la glándula antes de la intervención.

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