GLÁNDULA TIROIDES
El tiroides normal suele ser palpable, en personas delgadas, a cada lado
de la tráquea, como masa firme y lisa que se eleva con los movimientos de
deglución: en personas obesas o de cuello corto quizá no se perciba.
Cuando se observa aumento de volumen del tiroides, hay que determinar su
forma, extensión, consistencia y vascularización. El examinador se coloca
detrás del paciente y hace lo posible para identificar la tráquea en busca de
un posible desplazamiento de la misma. Luego delinea el tiroides con los dedos
y, cuando el paciente deglute, hace que la glándula se deslice entre los dedos
para comparar los dos lados. Las zonas nodulares resultan fáciles de descubrir.
Para una valoración más completa de cada lóbulo, se desplaza el musculo
esternocleidomastoideo con una mano y se lleva a cabo la palpación con la otra.
Si no puede percibirse el polo inferior, probablemente sea retrosternal. La
percusión de la zona de macicez retrosternal puede confirmar fácilmente esta
impresión.
El examinador se coloca ahora frente al paciente. Puede palpar los vasos
del polo superior y estimar el grado de vascularización colocando el pulgar
debajo del borde anterior y otro dedo detrás del borde posterior del musculo esternocleidomastoideo.
Lesiones de tiroides
Bocio.
- El bocio simple se
presenta generalmente cuando la glándula tiroides es incapaz de producir y
satisfacer las necesidades de la hormona tiroides, lo que provoca que ésta se
agrande para compensar la situación, con lo cual generalmente se corrigen las
deficiencias leves de la hormona tiroidea.
-Bocio tóxico difuso:
La incidencia de esta enfermedad es 5 veces superior en la niña que en
el niño. El bocio suele ser de tamaño moderado, difuso, uniforme, de superficie
lisa y de consistencia blanda o firme.
Además del bocio los síntomas de esta enfermedad en la edad pediátrica
son: hiperquinesia, nerviosismo, mirada alerta, aumento del apetito, pérdida de
peso, debilidad muscular, palpitaciones, taquicardia, amplitud de la
diferencial en la presión arterial y disminución del rendimiento escolar.
En el bocio tóxico difuso el tratamiento varía desde antitiroideos solos
o asociados a levotiroxina sódica, a otras opciones terapéuticas como la
cirugía o el yodo radiactivo.
Bocio endémico:
El déficit de yodo es
la causa más frecuente de bocio en el mundo.
Se habla de bocio
endémico cuando el bocio afecta a más del 10% de la población general o a más
del 20% de los niños y adolescentes de una zona geográfica determinada. Gracias
a la introducción de la sal yodada ha disminuido notablemente la incidencia de
bocio, pero todavía existen áreas endémicas deficitarias por la no aplicación
de estos programas. De acuerdo a un informe de la OMS de 1993, mil millones de
personas se encuentran en riesgo de desarrollar una deficiencia de yodo, y este
se considera, todavía, un problema de salud pública en muchos países, incluidas
América Latina y Europa del Este. Esta población incluye 655 millones con bocio
y más de 40 millones con lesión cerebral evitable. Los pacientes con
enfermedades renales crónicas o mal nutridos tienen mayor riesgo a desarrollar
un déficit de yodo (una ingesta de yodo inferior a 50mg. Por día se considera
deficitaria).
Bocio nodular:
El agrandamiento
multinodular de la tiroides es la consecuencia final de una variedad de
enfermedades tiroideas con diferentes mecanismos patogénicos de agrandamiento
del tiroides. Es muy poco frecuente en niños. La patogénesis del bocio
multinodular es controvertida y posiblemente represente la etapa final de un
bocio difuso.
Si el examen se efectúa
en la forma descrita, resulta relativamente fácil descubrir la hinchazón
quística difusa de un bocio coloide, en el módulo aislado duro de un adenoma
solitario, la glándula nodular irregular de un bocio adenomatoso, y la
hipertrofia vascular blanda de la enfermedad de Graves-Basedow clásica.
Hipertiroidismo.
Los signos de
hipertiroidismo pueden ser tan manifiestos que resulten evidentes, o hallarse
tan enmascarados que escapen a la atención de quienes no sean clínicos muy
experimentados.
El signo de hipertiroidismo que puede descubrirse en la propia glandula
es el aumento de vascularización. Son clásicos el thrill palpable y soplo
audible, pero solo existen en casos muy avanzados. La palpación de los vasos
del polo superior puede hacer sospechar un aumentar de flujo sanguíneo y
cosntituye maniobra útil para vigilar la involucrar de la glándula antes de la
intervención.
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