Inspección.
Conviene fijarse en lo siguiente:
* la forma del abdomen
* identificar áreas más
prominentes o asimétricas
* Cicatrices
* Hernias
* Lesiones de la piel
* Presencia de circulación
colateral
* latidos
* Los movimientos
respiratorios: lo normal es que con la inspiración se produzca un abombamiento
del epigastrio al descender el diafragma. En algunas insuficiencias
respiratorias, el diafragma no se contrae y es arrastrado hacia el tórax en la
inspiración, con lo que el abdomen en vez de “abombarse” se deprime: esto se
conoce como respiración paradojal.
La forma del abdomen puede ser diferente. Esto depende de la edad, de la
relación entre el peso y la talla, de la constitución del cuerpo, de lo atleta
o sedentaria que sea la persona y de alteraciones que puedan existir: tumores,
ascitis, meteorismo (gas aumentado en el intestino). Normalmente tiene una
forma redondeada o plana. En personas delgadas y en decúbito dorsal se aprecia
un abdomen excavado (escafoides o cóncavo). Si se aprecia abultado se habla de
un abdomen globuloso o prominente. Cuando en decúbito supino el abdomen
impresiona que se "rebalsa" hacia los lados se le llama en alforjas;
si estando de pie, se aprecia un gran pliegue que cuelga del hemiabdomen
inferior se llama en delantal.
La presencia de tumores o masas es otra importante observación. El
aumento de volumen por un útero grávido es algo bien conocido. Algo parecido,
pero localizado en el hipogastrio, ocurre con una vejiga distendida que no
puede vaciarse (globo vesical). Una gran esplenomegalia podrá dar un
abultamiento en el cuadrante superior izquierdo; una hepatomegalia, en el
cuadrante superior derecho.
En ocasiones se ven estrías de distensión que corresponden a rotura de
fibras elásticas de la piel. Se encuentran en los flancos y partes bajas del
abdomen. Se ven en mujeres que han tenido embarazos y en obesos que han bajado
de peso y son de color blancas. A veces, se encuentran estrías de color púrpura
las que en el contexto de una obesidad de predominio central e hipertensión
arterial, pueden ser manifestación de una enfermedad de Cushing.
En hemorragias que afectan el retroperitoneal (por ejemplo, en una
pancreatitis grave), pueden aparecer equimosis en la región umbilical (signo de
Cullen) o en los flancos (signo de Turner).
En cuadros de obstrucción intestinal, especialmente en personas delgadas,
es posible ver los movimientos peristálticos de las asas intestinales.
El ombligo normalmente es umbilicado (hundido) o plano. Cuando existe
ascitis se puede ver e vertido (protruye hacia afuera). Una onfalitis es una
inflamación del ombligo que se manifiesta por enrojecimiento y secreción.
La distribución del vello pubiano es diferente en el hombre que en la
mujer. En el primero tiene una distribución romboidal, llegando hasta el
ombligo. En la mujer es de tipo triangular (ginecoide), sin extensión del vello
hacia el obligo. Esta distribución se altera en algunas enfermedades (por
ejemplo, en los hombres con cirrosis hepática tiende a adquirir una
distribución ginecoide)
Hernias:
La presencia de hernias se hace más evidente cuando la persona puja y/o
se pone de pié. Las más frecuentes son las hernias umbilicales, inguinales y
crurales. Menos frecuente es la hernia de la línea blanca o alba (línea entre
el ombligo y el apéndice xifoides). Esto es diferente de la diátesis de los
rectos abdominales, en la que se aprecia un abombamiento a nivel de la línea
alba cuando la persona puja.
Una hernia incisional ocurre en relación a la cicatriz de una operación,
cuando los planos profundos no cerraron bien. Una evisceración es cuando la
herida se abre totalmente y se logran ver las vísceras.
Cicatrices:
Tradicionalmente se han distinguido varias cicatrices quirúrgicas, pero
con la introducción de las cirugías a través de laparoscopías, esto ha
cambiado. En todo caso, conviene saber reconocer:
* Cicatriz de McBurney: usada
en apendicectomías (se ubica en el cuadrante inferior derecho y tiene una
orientación oblícua). A veces, algunas apendicectomías se efectúan a través de
una laparotomíaparamediana derecha infraumbilidal.
* Cicatriz de Kocher: usada en
colecistectomías y cirugías hepáticas (es una incisión subcostal derecha,
paralela al reborde costal). Para estas operaciones también se usa una incisión
paramediana derecha supraumbilical.
* incisión mediana supraumbilical:
usada para operaciones del estómago y otras estructuras del hemiabdomen
superior.
* cicatriz de Pfannenstiel:
usada para cesáreas y operaciones ginecológicas (es una incisión arqueada por
encima de la sínfisis pubiana). Años atrás, era frecuente que estas operaciones
se hiciera a través de una incisión mediana infraumbulical
* Cicatrices de laparoscopías:
son pequeñas cicatrices, de aproximadamente 1 cm, que se ubican en dos o
tres sitios (frecuentemente en el ombligo y en uno o dos sitios más de la pared
abdominal).
Tipos de circulación venosa colateral:
Las circulaciones venosas colaterales anormales que se pueden observar
son del siguiente tipo:
* de tipo porto-cava: se notan
venas que se irradian desde el ombligo hacia la periferia; se observa en
obstrucciones de la vena porta, situación en la que la sangre busca camino por
otros territorios (en este caso, las venas periumbilicales).
* de tipo cava-cava: se notan
venas por los flancos de la pared abdominal que siguen un curso ascendente; se
observa en obstrucciones de la vena cava inferior.
Para determinar la dirección del flujo sanguíneo de una vena, se apoyan
los dedos índices de cada mano sobre un segmento de la vena, en un trayecto que
no reciba tributarias colaterales. Estando los dedos juntos y aplicando un poco
de presión, se separan de modo de exprimir toda la sangre de ese segmento. A
continuación, se levanta uno de los dedos y se ve la rapidez con la que la vena
vuelve a llenarse de sangre: si ocurre inmediatamente, la sangre fluye en ese
sentido. Se repite la maniobra levantando uno u otro dedo hasta estar seguro de
la dirección de la sangre.
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